sábado, junio 07, 2008

Ideas Originales


IDEAS ORIGINALES

A propósito de la pretendida originalidad con que todos los días tratan de sorprendernos, quiero tomarme la libertad de ser poco creativo y transcribir en este artículo una gran parte del tema Implantación del TRATADO DE ESTOMATOLOGÍA tomo IV
De GAILLARD Y NOGUÉ,
Editorial Pubul, Valencia 1921.
En el tratado se dice referido a la implantación de dientes:
“Operación que consiste en excavar un alvéolo en el maxilar, ya en un lugar en que se hallaba otro que el tiempo ha hecho desaparecer, ya en una parte virgen que no ha tenido nunca un diente, en cuyo alvéolo se coloca uno”. (Younger), que describe su técnica,”haciendo una incisión lineal sobre el reborde de la encía y luego con un cincel cortante se despega el periostio cuidadosamente.....”
Estos colgajos bien cortados hasta el hueso, se despegan y una vez apartados se procede a taladrar el alvéolo”.
“El alvéolo se forma en el hueso por medio de una serie graduada de trépanos, luego de fresas o alisadores tallados en espiral y adaptados en sus dimensiones al grosor de la raíz que se va a implantar”.
Entre los instrumentos que sirven para esta operación cita a los de Walker, Rollins, Ottolengui, Younger, todos ellos con una gran similitud con muchos de los que hoy se utilizan.
Mas adelante en relación a la implantación de dientes artificiales se remite al del Dr. Greenfield que en 1910 presentó un análogo radicular con forma de enrejado de alambre de platino iridio soldado con oro y con una retención en forma de mortaja en su extremo coronario. El mismo se colocaba en un alvéolo tallado según la técnica vista, y se introducía lo más ajustadamente posible, inmovilizándolo durante tres meses aproximadamente, luego de lo cual se conectaba el diente o soporte de puente en la superficie visible de la retención.
Sugería para los molares una raíz de 7mm de diámetro por 14mm de largo y para los anteriores el mismo largo pero con 4mm de diámetro, todo esto trabajado” en las mayores condiciones de asepsia teniendo en cuenta la tendencia del organismo a expulsar todo cuerpo extraño no reabsorbible que no sea rigurosamente aséptico”.
El objeto de estas líneas es además de hacer historia de los implantes ver como a lo largo del tiempo algunas ideas son recurrentes, y que el aborigen que en 600 DC concibió el reemplazo de un incisivo con lo que se conoce como “el diente negro de Honduras”, el Dr. Greenfield en Wíchita en 1910 o cualquiera de nosotros cuando colocamos un implante estamos conceptualmente aplicando la misma idea.
Alguna vez leí que en ciencias las ideas no se desechan, se toman se desarrollan o se dejan hasta que sea propicio su desarrollo pero no se niegan totalmente.
Hay ideas que en su recurrencia aparecen una y otra vez antes de que su tiempo sea el adecuado, y basta acordarse de los inventos de Leonardo Da Vinci o las creaciones fantásticas de Julio Verne para comprender que hay visionarios a quienes el estado del arte de su tiempo le niega la posibilidad de concretar exitosamente sus inventos.
Creo que la idea y el momento tecnológico apropiado hacen la diferencia entre el éxito y el fracaso, y que posiblemente la ocurrencia anticipada hizo que Greenfield sea una referencia histórica y no el gran impulsor de la implanto logia como hoy se la conoce.
Existía en su técnica, el concepto casi como hoy se lo conoce, de los cuidados intra y postoperatorios en cuanto a asepsia, inmovilidad, tiempo de cicatrización, y si bien no indicaba que esta debía ser cubierta, aplicaba el concepto muy actual de un solo tiempo quirúrgico.
Es probable que si hubiera existido la tecnología de los biomateriales los antibióticos, el equipamiento, la radiología, los rayos gamma,etc. como hoy los conocemos otra hubiera sido la historia, pero en nada esto le quita el mérito de haber concebido un sistema conceptualmente factible medio siglo antes.

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